Lo normal sería sentir frustración cuando tienes que solucionar una secuencia de nueve planos en tres porque el sol desaparece a mitad de la misma. Sentiríamos rabia cuando un precioso plano secuencia con grúa de 10 m y cabeza caliente se va al traste porque un viento interminable te obliga a elegir la toma imperfecta menos mala, o cuando las nubes se esconden y esperan la acción para aparecer al instante. Sabíamos que hacer una película es una labor de aproximación de un ideal. Pero estamos aprendiendo que con determinadas condiciones las aproximaciones pueden ser a a la baja. Empezamos la peli el día que empezó el otoño, y no es casualidad. El clima está castigándonos. Pero no podemos quejarnos. Sabíamos desde hace meses que esto iba a pasar. Las fechas elegidas son una decisión ajena, y es precisamente eso lo que nos motiva. Por nosotros que no quede. Haremos nuestra parte lo mejor que podamos. Lucharemos con uñas y dientes, llegaremos hasta al fin, acabaremos la película y nos dejaremos la piel y el alma. Pero ya tenemos claro que no todo va a ser divertido.
1 comentario:
Ayer cuando aparecieron las nubes me acordé de vosotros. Sólo puedo desearos mucho ánimo y mandaros todas las fuerzas que pueda. Como bien habéis dicho hacer una película no es fácil y menos en otoño ;) Suerte, ya veréis como el resultado y todas esas experiencias merecen la pena.
Un abrazo.
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